El pelo puede perderse por numerosas razones y entre ellas están las enfermedades capilares autoinmunes y otras patologías de origen autoinmune que, si bien no están presentes directamente al cuero cabelludo, sí que pueden afectar a la salud capilar de la persona que las sufre.
La pérdida de pelo con un origen autoinmune cuenta con ciertas peculiaridades respecto a otros tipos de caída capilar. Hay un tipo de alopecia de la que ya te hemos hablado en artículos anteriores que cuenta con este origen, la alopecia areata. Pero, además, existen otras enfermedades autoinmunes que, entre otros síntomas, debilitan el cabello y pueden hacer que se caiga.
En este artículo te explicamos todo lo que necesitas saber sobre las enfermedades autoinmunes que pueden hacer que se te caiga el pelo. Te contamos qué es una enfermedad autoinmune, cuáles son las enfermedades capilares autoinmunes más comunes y otras patologías con este origen que pueden afectar a tu salud capilar. Para acabar, respondemos a la duda de si es posible recuperar el pelo perdido y cómo.
Índice
¿Qué es una enfermedad autoinmune?
Las enfermedades autoinmunes son aquellas en las que el propio sistema inmunitario del paciente “ataca” sus órganos y tejidos sanos.
Normalmente, nuestro sistema inmune es capaz de distinguir entre los agentes externos que pueden dañar nuestra salud (virus o bacterias, por ejemplo) y nuestro propio cuerpo.
Sin embargo, cuando una persona tiene una enfermedad autoinmune lo que sucede es que el sistema inmunitario deja de reconocer lo propio y actúa como si fueran agentes extraños, atacando e intentando destruir sus órganos y tejidos corporales sanos.
Enfermedades autoinmunes que afectan a la salud capilar
La pérdida de cabello de origen autoinmune se origina porque los glóbulos blancos del sistema inmunológico atacan a los folículos pilosos, dañándolos y disminuyendo la producción de cabello.
Aunque existen unas ochenta patologías clasificadas como autoinmunes, la gran mayoría no provocan la caída del pelo. Esta es una respuesta habitual en aquellas que afectan al propio cuero cabelludo, en la alopecia areata y en la enfermedad Crohn y la enfermedad de Hashimoto. Vamos a ver sus puntos clave a continuación:
- Alopecia areata: Se trata de la pérdida de pelo debido a una respuesta autoinmune. En sus primeras etapas es muy reconocible por provocar una caída dispersa que crea pequeñas calvas repartidas por todo el cuero cabelludo.
- Lupus: Es una enfermedad autoinmune crónica que puede afectar a cualquier órgano y tejido del cuerpo. La caída del cabello es uno de sus principales síntomas pero tiene otros como los dolores de cabeza, fatiga, anemia, dolores en las articulaciones o coagulación sanguínea.
- Liquen plano: Esta patología poco frecuente se caracteriza por la aparición de pequeños granos rojos o violáceos en la piel, uñas, mucosas o cuero cabelludo. En el caso de que aparezca en el cuero cabelludo, puede provocar la caída del pelo.
- Psoriasis: Esta enfermedad de la piel hace que aparezcan manchas rojas y escamosas que provocan picores e irritación. Es una patología crónica que aparece como brotes que pueden durar semanas y meses. Las escamas que aparecen en el cuero cabelludo pueden provocar la pérdida del pelo al desprenderse.
- Esclerodermia: Se trata de una enfermedad crónica que puede dar origen a la pérdida de pelo más o menos intensa. En algunos casos, la caída del pelo puede llegar a ser irreversible.
- Enfermedad de Crohn: Es una patología inflamatoria incurable que afecta al tracto intestinal. En algunos casos, la alopecia puede ser un síntoma secundario relacionado con los problemas para la absorción de nutrientes asociados a esta enfermedad.
- Enfermedad de Hashimoto: Esta enfermedad puede provocar pérdida de pelo, sensibilidad al frío, hinchazón en la cara, un gran aumento de peso o dolores musculares.
¿Se puede recuperar el pelo perdido?
La pérdida de pelo asociada a un origen o enfermedad autoinmune no es definitiva en la gran mayoría de los casos aunque el tratamiento puede ser complicado ya que está ligado a la evolución de la patología que la esté causando y en muchos casos estos problemas son crónicos.
Lo que es posible en muchos casos es actuar para controlar los síntomas y su evolución para que el impacto a nivel estético sea mínimo.
Un buen diagnóstico es clave en todos los casos para determinar cuál es el verdadero origen del problema y también para actuar cuanto antes para controlar los síntomas, incluyendo la pérdida de pelo.
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